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(Apr 26, 2024 00:06:47 UTC – )
Los Toros de Guisando son cuatro figuras zoomorfas de piedra berroqueña, y permanecen en su actual emplazamiento en el término abulense de El Tiemblo desde la Edad del Bronce, testigos mudos de las luchas entre los vetones, pueblo celta que los mandó erigir, y su vecinos lusitanos. También saben de la presencia romana, que mandó cincelar en sus flancos inscripciones conmemorativas. Fue precisamente en la Venta de los Toros, que a partir de aquel momento pasó a denominarse también Venta Juradera, donde Enrique IV reconoció a su hermana Isabel la Católica como legítima heredera de los reinos de Castilla y de León el 19 de septiembre de 1468, en detrimento de su propia hija, Doña Juana la Beltraneja. Aunque algunos especialistas los emparentan con los verracos solitarios que salpican las provincias de Ávila y Salamanca sobre todo, los últimos estudios aseguran que estamos ante toros, como así lo demuestran su testuz, orejas, ojos, papada, rabo en borla o atributos sexuales. Ponerse de acuerdo sobre su significado ya es más difícil, para unos son mojones que limitaban territorios tribales, mientras otros les atribuyen carácter religioso o de enterramiento. Otras versiones se decantan por marcas en las rutas de trashumancia o de ídolos protectores del ganado.
Reproducción de gran detalle del monumento en piedra de alabastro artificial